jueves, 22 de julio de 2010

Hoy que no todo acabó

Si pudiera nombrar a una mujer a carta cabal, aparte de mi madre, no dudaría, serías tú…

La vida es un cúmulo de experiencias, de alegrías y sinsabores; de bendiciones y, muchas veces, de cruces… Cuando la historia de nuestra existencia se hace pesada, solo tenemos dos opciones: O la afrontamos, o simplemente, vivimos muriendo…
Cuando te conocí, no adivinaba que tus ojos estaban ya estaban cansados de llorar y que tu alma había luchado por no contaminarse y echarse a perder… Al principio, tu sencillez, tu amabilidad y esa claridad innata para manejar las cosas propias de tu trabajo me llamaron la atención. Poco después, cuando te conocí mejor, y cuando tuve el privilegio de ser tu amigo, me convencí de que tu mayor virtud era la belleza que se encontraba dentro tuyo.

Amiga, significaste y significas mucho en mi vida, “imprimiste” en mí muchas cosas valiosas... Supiste ser guía, consejera y maestra, pues me enseñaste una forma mejor de enfrentar la vida… Y, aunque sé que en muchas veces no lograste salvarme a pesar de tus alertas (pues siempre ha sido una torpeza mía no escuchar no entender a veces los mensajes); me trataste siempre con respeto y cariño y así me dejaste entrever que todavía había una posibilidad en el mundo para mí. 

Creo que gracias a ti pude ser un poco mejor persona y, por ti, a pesar de que eso nos terminó por alejar, fui algo más cercano a un padre para mis hijas. Gracias a ti, me arriesgué a intentar hacer una familia; por ti, supe lo que significa no vivir solo para uno, sino para los demás…

Tú, mujer, hiciste hasta donde pudiste y más… Yo simplemente te di lo poco que podía por entonces, mis palabras y un poco de mi tiempo… Creo que me nutrí de ti y hoy, que Dios ha puesto un poco más de orden y paz en mi vida; me doy cuenta de que, por entonces, hace casi dos décadas atrás, fuiste tú su instrumento.

“Yo perdí el corazón” es la canción que me recuerda una cosa tan fútil, pero es para mí el nexo contigo. Fue una tarde cuando me permitiste usar tu fabuloso equipo “Technics” para grabar mis LP en cassetes. Esa vez cantaste y te grabé: “¿Y qué será de mí, hoy que todo acabó…?”del vals de Escajadillo... 

El tiempo pasó y supiste dar respuesta a la pregunta de la canción: Vives sola, tranquila y realizada, puedes decir que has cumplido tu labor de madre… Sigues caminando, sigues siendo una mujer hermosa y buena… de hecho, una de las mejores que he conocido.

Te tengo presente.
TQSMUB210710 (¿te acordarás?)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.