jueves, 27 de febrero de 2020

Nosotros que...

Hay historias que, aun siendo hermosas, vienen de antemano destinadas al fracaso.
Quizás esta es una de ellas.


Un día "x" meses antes del final...
No sabes cómo soy cuando me molesto - dijo Mimi
Umm, creo que sí, una vez te vi molesta. - repliqué
¡Nooooo! ¡No lo sabes! ¡No lo sabes, ni lo querrás saber! - contestó ella, mientras hacía aquel gracioso mohín que tanto me gustaba. Ese que completaba su bella sonrisa, el movimiento de su nariz "de pituca" y el hoyuelo que asomaba en una sus mejillas. En momentos como ese, mi cerebro "se apagaba", el universo parecía estar en armonía conmigo y nada me preocupaba, menos la "gran pregunta" que de vez en cuando me solía atormentar: ¿Qué hacía una chica como ella andando con un tipo como yo?

Mimi solía zanjar el tema diciendo que ese era mi "rollo" no el suyo.

Hoy, a casi dos meses después de aquel día...
De pronto, llegué a la conclusión que, para variar, Mimi había tenido razón en eso de nunca haberla visto realmente molesta.

Ciertamente, nunca la había visto así; y quizás de manera casi inconsciente, había forzado las cosas para que fuese ella quien me alejara, me dejara fuera de su vida y "cerrara por dentro" la puerta de una relación que nunca había terminado de creer que en realidad existía... al menos no, de la manera en que Mimi la quería entender.

-No te la crees y NUNCA TE LA VAS A CREER!!!- me había escrito muchas veces cuando después de  mucho cavilar y rumiar mis pensamientos, emergía el "drama boy" que llevo dentro y le enviaba extensos mensajes por Whatsapp que buscaban que Mimi se diera cuenta de "la realidad", que reaccionara y evaluara por qué me dedicaba tiempo, por qué me escuchaba, por qué le interesaba lo que pensaba, por qué aguantaba mis quejas, por qué sentía que estaba allí para mí; y, más aún, ¡por qué tanto cariño y paciencia conmigo!

¿Es que era un tonto? ¿Es que simplemente no podía disfrutar de lo que la vida me daba? Quizás sí, pero no podía olvidar aquella tarde de verano cuando, entre lágrimas, Mimi abrió su corazón y me contó sus temores y también deseos. El más preciado de todos era que Mimi, la melosa, y de lejos la mujer cálida que he conocido, ¡deseaba ser mamá!

Ayer, antes de aquel lunes 30...
El año terminaba muy mal. Una operación había sido el penoso colofón de meses de medicinas, gastos innecesarios y tratamientos inútiles. La gran paradoja era que, gracias a Mimi, mi vida se había llenado de espacios de confianza, de ganas de arriesgar, de muchísima tranquilidad.

Ahora entiendo que lo que vivía era como una delicada burbuja de algo parecido a la "felicidad", inmersa en de un mar de estrés, el mismo que terminó por enfermarme.

Aunque vivir dentro de aquella burbuja no era del todo "malo", sobre todo los domingos por la mañana, despertaba atacado brutalmente por "la realidad" y escribía esos largos mensajes que buscaban que Mimi recapacitara, que no dejara de lado sus  sueños y, dicho de manera más clara, que no renunciara a la oportunidad que yo no podía darle.

Fuera porque mis mensajes eran confusos, o porque Mimi simplemente no quería entenderlos pues era inmune al drama; casi siempre su respuesta me dejaba sin argumentos: Decía que entendía todo, pero que me quería.

Hoy, más cerca de los "2 meses después" y hace una semana...
La última conversación con Mimi fue lo más parecido a un camino sinuoso y pesado, lleno de polvareda y harto calor. 

Para variar, había vuelto a mi discurso que buscaba convencerla de todos los "en contra" que tenía conmigo: desde darme su tiempo, hasta que entendiera que era tan solo un lastre en su camino, una pared que la separaba de la oportunidad de lograr sus deseos. Fue en medio de esa conversación cuando, como en las películas, la trama dio un giro inesperado y Mimi escribió:
-No hagas eso otra vez!!!
-Vuelves con lo mismo...
-Te leo y creo que eres tú el que quiere que sea yo quien te borre, que te olvide...
- Pues si eso quieres, ¡ESO HARÉ!!!

¡Y lo cumplió! En pocos segundos su foto de perfil cambió por un icono gris...
¡Mimi había desaparecido!

Solo algunos días después, comprendí que fui yo quien lo provoqué y que (otra vez) Mimi había acertado pues, aunque me consolaba tontamente repitiéndome que "era lo que tenía que pasar", y que "era lo justo para ella"; en realidad había sido una forma triste de perder algo (o a alguien) que era bueno para mí...

Hoy, más cerca de los "2 meses después"...
En medio de una reunión de inicio del año escolar, sonó la alarma de mensajes del celular. Lo vi pero no pude responder. ¡Era Mimi!

Solo después de liberarme del yugo del trabajo, intenté escribir, pero fue en vano. ¡Otra vez estaba bloqueado!

Si en medio del dolor debo rescatar algo, no es solo valorar lo buena mujer que era Mimi, sino que, con su infinita paciencia hizo que me volviera a atrever a construir un espacio de confianza con alguien. ¡Algo que aún ahora me resulta difícil de creer!

Y es que confiar es un oficio peligroso (de hecho, ambos lo sabíamos), y eso hace que ahora que no está, me sienta incapaz de imaginar que pueda volver a hacer eso con otra persona.

Por otro lado, hace que me duela mucho más la pérdida o, mejor dicho, el costo de haber renunciado a algo que, de hecho, nunca supe que tenía. Quizás ignorar eso, fue lo que logró que Mimi se molestara conmigo, que perdiera la calma, se irritara, terminara por explotar y tomara la iniciativa de borrarme literalmente de su vida.

Lo curioso es que hoy me doy cuenta de que fui yo quien tuvo ese poder y lo usó.

Ahora que mis días han vuelto a ser pesados y rutinarios: ya no espero una conversación, un encuentro, un abrazo, una llamada, un mensaje. La presencia de Mimi, era una bocanada de oxígeno fresco que me hacía sentir vivo, pero que ya no está... ¡Se terminó! 

En realidad, "me terminó", y lo más triste es que nunca me di tiempo para aceptar que la vida pudiera ser nuevamente generosa conmigo.

-Soy radical en muchas cosas, tú no sabes. Cuando soy yo la que termino algo, ¡se acabó!
-Umm, creo que eso sí no sé...
No lo sabes! ¡No lo sabes, ni lo querrás saber!
-...

Il finale
Tras leer su mensaje de despedida, solo tuve unos segundos para ver de nuevo su rostro... Sobre su mensaje, aparte de darme las gracias por hacerle entender que debía pensar más en ella que en mí, escribió que iba a "iniciar una relación", que no sabía lo que iba a pasar, pero que igual lo intentaría.

Yo, por mi parte, entendí que todo estaba dicho y que solo me quedaba reconciliarme conmigo y también con mi trabajo, el mismo que me había dañado... Y es que hoy más que nunca, ¡soñar duele!

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(Nunca imaginé que el antiguo bolero sonara tan actual)