sábado, 28 de marzo de 2020

Confesión

Habían pasado muchos años de andar "buscando respuestas".
En mi "Getsemaní" hube de sufrir un tiempo para por fin escucharlo...
Nadie estaba orando allí conmigo.
Fui así que lo acepté.
(febrero de 2009)

-De retiro-
Aquella mañana, muy temprano, sentado al fondo de la iglesia, no me atreví siquiera a mirarlo. Ya no sentía nada en realidad. Había llorado mucho la noche anterior.
De pronto, sentí "su voz" que me hablaba; y, extraño como suena, el mensaje ya la revelación no vino de fuera, sino desde dentro de mí:
Creo en ti y te espero -dijo
Entonces comprendí, me levanté, y volví a caminar.

-Estudiando-
Era un curso de psicoterapia que giraba alrededor del Existencialismo. Estaba a cargo de la profesora Luisa E-F, una mujer muy inteligente, guapa, culta y atea declarada.

Una vez, mientras estudiábamos a Kierkegaard, pidió a los alumnos que contáramos alguna vivencia que nos haya resultado especial en nuestra vida. Yo, no sé por qué, compartí lo que relaté antes.
Una vez que terminé, no imaginé que Luisa, mirándome por encima de la montura de sus anteojos diera: Caray, ¡debes sentirte afortunado! Muy poca gente experimenta algo así en su vida. Ese "alguien" que habló no eras tú, obviamente... Como mencioné, el hombre es una síntesis de cuerpo y alma. A través del cuerpo y el alma las personas pueden descubrir las posibilidades y las limitaciones de su propia existencia. La voz que escuchaste era algo muy fuerte, algo así como la evidencia de que es posible el encuentro de una persona con la trascendencia...

No supe esperaba una respuesta así, ¡menos viniendo de ella!

Me sentí contento de haber hablado.

-Aislado-
Han pasado varios años de esos eventos y veo mi vida desde otra perspectiva: siento que no hay nada como la salud y la libertad, siento que es bueno ser más o menos juicioso sin llegar a la exageración, siento que hay que procurar estar alerta a lo que sucede alrededor y más que nada, es importante tartar de no perderse de uno mismo en el intento.
Hoy, cuando el temor ha hecho evidente nuestra fragilidad como seres humanos y nos vemos obligados a renunciar a nuestras rutinas y placeres más sencillos; hoy, cuando cuestionamos lo que muchos tenían definido como un "plan de vida"; hoy, cuando abierta o veladamente clamamos al Cielo por un milagro.
Finalmente, hoy, en medio de la locura del aislamiento y el "trabajo remoto", siento que es tiempo para detenerme y tratar de reconectarme con "esa voz", esa que antaño me habló. Es momento de pedir por las personas que amo, que me importan y por la humanidad entera; pero más que nada, es momento de ser agradecido por las cosas que viví y añorar, por qué no, las que no viví.

¡Probablemente no haya más opción!

Nota:
A falta de una canción con letra profunda u otra más obvia como "Cómo no creer en Dios"; dejo, "Life is life" de Opus, una canción ochentera, bailable, que habla de la "fuerza" en la vida; esa que, hoy por hoy, está muy vapuleada.

Xime, que dice que "es vida", quizá comprenda más y me sugiera una mejor.

jueves, 26 de marzo de 2020

Goodbye my love!

Después de lo que estamos viviendo, muchas cosas van a cambiar. ¡De hecho que sí! 
Desde la forma de relacionarnos y la etiqueta social, hasta esa peregrina idea de que los seres humanos somos cuasi invulnerables y dueños de nuestro destino.
(Taras de una sociedad postmoderna).

En cuanto a cosas más prosaicas, quizá algo que lamentaría sobremanera, es que los efectos de la pandemia signifiquen el golpe de gracia para los cines.

Pensando en eso, volví sobre este texto que empecé hace dos años y relata un episodio simple de mi "amor" por el cine.


¿Parece como que vas a llorar??? -dijo Cleo extrañada.

Tuve que desviar la mirada pues me sentí descubierto. ¡Era verdad! Me sentía mal porque había llegado temprano y tuve que esperarla. Habíamos quedado en ir a la función de las seis y media. ¡Eran las 6:35 y estábamos en la cola para comprar una botella de agua!

Ir al cine es un para mí más que un buen hábito o un simple entretenimiento. Es un legado, un rito sencillo que aprendí a valorar gracias a mi padre. Anécdotas relacionadas con el cine, tengo muchas y las guardo en mi memoria desde muy pequeño.

Por eso, cuando Cleo llegó tarde...

¡Cómo decirle que, de entre mis pocos placeres, el cine era uno de los más importantes!
¡Cómo decirle que me sentía triste de no poder estar en la sala cuando las luces se apagaran!
¡Cómo decirle que sí me importa ver una película completa!

¡Como contarle que antaño se podía escuchar música de Fausto Papetti, Mantovani o Paul Mauriat antes de que se corrieran las cortinas y empezara la proyección!
¡Cómo contarle que al inicio de los setenta teníamos que soplarnos un corto propagandístico del gobierno miliar o, si tenías suerte, podías disfrutar de dibujos animados de Warner o Disney previos a la película!
¡Cómo contarle qué sucedía cuando la película, de lo gastada que estaba, se rompía y dejaba la pantalla en blanco!

¡Cómo explicarle que las películas podían retacearse ya sea por el desgaste o por la censura!
¡Cómo explicarle que una función se podía cancelar si no llegaba un rollo de los 8 o 10 que la formaban una película!
¡Cómo explicarle que una proyección podría ser pésima cuando los carbones del proyector se gastaban o que la cinta estuviese tan rayada y trajinada que verla resultaba un suplicio!


¡Como hacerle entender que en la cabinas de proyección podía haber más de un proyector y se sabía que tenían que cambiar de proyector cuando aparecía un circulo pequeño proyectado en la parte superior derecha de la pantalla!
¡Cómo hacerle entender que hoy las películas como tales, ya no existen; como tampoco existen los cines de una sola sala y miles de espectadores; ¡menos las clásicas funciones de matinée, vermouth y noche!
¡Cómo hacerle entender que las películas podían estar en cartelera de 10 a 12 semanas, primero en cines de estreno y luego en los de barrio!

Aunque, igual que las salas de antes, el cine de mi niñez y mi juventud tampoco existe, pero algo de la magia se mantiene.

Por eso, amo el cine, ¡el buen cine!
E igual: ¡amo llegar temprano y ver la película completa!

¡Cómo podía ella entender!
Y hoy:
¡Cómo entender que le podría decir adiós a "mi amor"!


lunes, 23 de marzo de 2020

Si fuera siempre hoy

En tiempos medio apocalípticos, hay quienes buscan reconciliarse, acercarse o simplemente buscar y conectarse con aquellas personas con quien sienten que quedó algo inconcluso, algo no dicho, o quizás algo nuevo por decir.

Ese no es mi caso. 
Debo ser respetuoso con ella.
Si bien la recuerdo, siento que lo que tenía que decir ya lo dije. Sin embargo, como si fueran dos caras de una misma moneda, quiero dejar constancia de dos escritos del mismo año: uno, de cuando yo mismo no sabía lo que se estaba gestando en mi corazón y otro, de cuando era evidente que los sentimientos, aun siendo sinceros, no tenían futuro.

Febrero (En medio de una clase de "Literacidad", sin ella)


Si fuera..
Si fuera tu camino, sería el más largo.
Si fuera tu compañero, tu aroma.
Si fuera un deseo, sería el más oculto.
Si fuera yo, sería contigo
(28.03)

Noviembre (En medio de día bueno, con ella)


Siempre (microrrelato)
Por más que luchó por evitarlo, las lágrimas saltaban de sus ojos.
La tristeza, implacable, había terminado por abrasarlo.
¿Quién te hizo tanto daño? - preguntó.
Sin querer, sus ojos se detuvieron en su brazo y en el tatuaje que decía: "Siempre es hoy".
A pesar de que antes ella había tratado de explicarle lo qué significaba la frase para ella; de pronto, esta tuvo otro sentido para él.
¡Y lloró!
(23.11)

domingo, 22 de marzo de 2020

No es el fin, pero...

Quizá no es la mejor película pera ver en la cuarentena, pero tengo a quién culpar. Su indicación fue simple: "Ahora no tienes excusa para no grabar en un disco todos esos DVD que guardas. Ten lista una bolsa para mandarlos a reciclaje después". 

Poco a poco la bolsa va quedando lista, pero mis emociones no.
Durante esta semana de distanciamiento social he recibido mensajes de todo tipo; desde informativos, alarmistas, ingeniosos u otros que rayan en el humor negro. La mayoría, sin embargo, han sido de esperanza, de aliento, de confianza en Dios y en la Providencia. Lo curioso es que en ninguno de ellos ha aparecido las palabras temor o incertidumbre. Aunque, estoy casi seguro, de que ambas emociones están allí.
"Buscando un amigo para el fin del mundo" es para muchos una película olvidable. La casualidad ha querido que la regrese a ella en lo que parece será un largo periodo de soledad.

Así, hoy la he vuelto a ver con ojos de miedo.

La historia es simple: un asteroide de 112 km caerá sobre la Tierra en tres semanas y eso significará el final de la humanidad. En ese contexto Dodge conocerá a Penny.
Hacia el final de la película dos escenas resultan conmovedoras:

La primera, cuando Dodge, junto a Penny, va a buscar a su padre quien lo abandonó de niño.

El fondo musical de "The air that I breath" de The Hollies acompaña la escena del reencuentro y también la confesión  de Dodge a Penny: "Eres el amor de mi vida".

La segunda, que termina su corta historia juntos, llega el final de todo, ¡literalmente! 
Penny: Solo quiero estar contigo.
Dodge: Y yo también contigo.
Penny: Sin ti no podría vivir, no importa hasta cuándo.
(...)
Penny: ¿Qué hacemos ahora?
Dodge: Solo quiero estar contigo, quiero estar hablando contigo.
(...)
Penny: ¿Sobre qué quieres hablar?
Dodge: ¿Dónde creciste?
Penny: Nací en Surrey... Toda mi familia es de allí... y, mi mamá fue periodista antes de su matrimonio. Nunca pelearon o nunca los oí pelear. Charlie es el mayor, después Benny y después yo. Y, tenía una hermana, pero al nacer murió. Aún pienso en ella.
(Se escucha una explosión, probablemente el primer impacto del asteroide sobre la Tierra.)
Penny: ¡Oh, Dios!
Dodge: ¿Cuál era su nombre? ¿Cuál era el nombre de ella?
Penny: Patricia... Patricia Hope Lockhart
Dodge: ¡Qué hermoso! Es un nombre hermoso.
(...)
Penny: ¡Ojalá te hubiera conocido hace mucho! ¡Cuando niños!
Dodge: No habría pasado de otra manera. Tenía que pasar ahora.
Penny: Pero es poco tiempo...
Dodge: Nunca habría sido suficiente.
(Una nueva explosión)
Penny: ¡Tengo miedo!
Dodge: Yo... estoy muy enamorado de ti, Penny. Eres lo que más quiero en el mundo entero.
Penny: ¡Creí que nos salvaríamos uno al otro!
Dodge: Así fue.... Penny, estoy feliz de haberte conocido.

(Un fuerte destello detrás de Penny termina por iluminarlo todo.)

Es bueno valorar tu vida, la de un otro.
Pocos, sin embargo, tienen la oportunidad de valorar su vida junto a un otro.

domingo, 1 de marzo de 2020

Por ellas (un sueño)

Alguna vez pensó que estos posts eran como mensajes en una botella, una forma de dejar algo de él para ellas. 
Hoy, se dio cuenta que se habían convertido en una suerte de "salvavidas" para seguir adelante con su realidad.
 Curiosamente, hoy escribiría sobre un sueño, uno que  fue muy vívido y ocurrió días antes del inicio de su final.
-I-
Desde la ventana del edificio miraba el horizonte. Era una vista hermosa. De pronto algo le llamó la atención: Decenas de sombras nadaban hacia la playa. ¿Eran delfines? ¿Qué hacían nadando hacia la orilla? De pronto, su lógica funcionó. ¡Están huyendo! ¡Había que salir de allí!

Llamó a una de las gemelas que jugaba con su sobrina. ¡Hay que salir! - le dijo.  Por alguna razón, al mirar a su padre, ella entendió. Fuera de la habitación se percibía un ruido sordo que fue muy claro al abrir la puerta: gritos y llanto de decenas de personas que corrían escaleras abajo.

-¡El mar se está retirando! - decían. 

-¡Avisa a tus hermana! ¡Yo aviso a la pequeña!

Desesperado, bajaba el hombre, con una mano sujetando a su nieta, y con la otra procuraba escribir un mensaje con su celular, sin mayor éxito.

-¡Ya viene, papá! ¡Mi hermana está abajo! ¡Está abajo!! ¡No la sueltes!!! ¡Agárrala bien! Sentía que su pedido era un pedido de angustia y una llamada de atención, pues él no se resignaba: Quería contactar a la más pequeña.

-¡Papá, no la sueltes!! ¡Dásela a su mamá!!! Fue lo último que escuchó al llegar al primer piso. Tras eso no hubo sonido alguno. Por alguna razón todo quedó en absoluto silencio... no gritos, no ruidos. ¡Nada!

Miró hacia atrás y solo había rostros desencajados, personas que corrían, pero ¡ya veía no a su hija! Se detuvo, a pesar de los empujones. ¿Dónde estás? -se preguntó. Entonces, un fuerte tirón del brazo lo sacó de su repentino letargo. Vio a su nieta que señalaba a alguien mientras decía algo y entendió: ¡Su mamá estaba al fondo del corredor!

-¡Quería escuchar y nada! ¿Qué pasa? ¡Mi hija!!! Otro tirón más fuerte lo llevó a mirar de nuevo los ojos grandes y medio achinados de su nieta, esos que siempre le recordaban a su exesposa. Tenía que seguir y mientras cargaba a la niña, su cerebro explotó, ¡ya había perdido a dos de sus hijas! ¡Había que salvar a una al menos!

Frente a él su otra hija luchaba por acercarse, empujando, gritando; pero en un instante quedó oculta tras una violenta corriente de agua que súbitamente ingresó atravesando de lado a lado el corredor. 

El hombre solo atinó a abrazar con fuerza a ese único ser que tenía algún sentido para él, a la única persona que lo mantenía con vida o que lo acompañaba a la oscuridad.

-II-
A diferencia de otras ocasiones en que olvidaba un sueño; esta vez, aún después de varios días pensaba en él, más cuando estaba con sus hijas. En los últimos meses, en medio de la enfermedad, ellas se habían acercado más a él y, sin esperarlo, redescubrió algo que hasta ese tiempo estaba como oculto o medio desdibujado: ¡sus hijas lo querían de verdad!

Mirándolas ahora, pensaba que todo había sido bueno, aun saber que lo que quedaba era tan solo arribar, con algún donaire, al final de su vida; y qué mejor sintiendo el amor más real y desinteresado.

¡Eso era bueno!