sábado, 27 de junio de 2015

Contigo sin ti

Esperando tu llamada
el corazón en vilo
esperando tu llamada.

Desobediente tú
haces de un hora, eternidad
Desobediente tú
Paciente yo
siento un vacío crecer
paciente yo.
Lo que antes tenía sentido
ahora vale poco
lo que antes tenía...
Lo que tanto anhelé
hoy se muestra posible 
pues...
me amas tú,
y yo.
lava you
Hoy te espero, te sueño, te anhelo. También te obedezco, espero y confío.
 Hoy entiendo que elegir es una decisión importante y valiente. 
Por eso, tengo miedo pero no retrocedo.
Lo que sembramos brotará con voluntad, paciencia y esfuerzo;
pero más que nada, por amor.

sábado, 20 de junio de 2015

Nunca esperé... esperar

Tomar tu mano
y mirar la maravilla
de dos corazones
y uno que nace...
no esperé.
Besar tu frente
y ver el milagro
de dos voluntades
y una que se ofrece...
no esperé.
Abrazarte
y sentir un temblor
de dos improbables
y una realidad que nace...
no esperé.
Esperarte,
encontrarte,
esperarlo,
encontrarnos,
no esperé.

Pero, espero.
(19/06/2015)

(¡La tocaban en ese mismo instante!)

domingo, 14 de junio de 2015

Nuevo tono de Gris

Sus manos están frías. - dijo ella.
En efecto, a diferencia las días anteriores, ese día corría un viento helado. (...)
De pronto, ella, con infinita ternura, tomó mis manos, las metió entre las mangas de su chompa y la acercó a su pecho.
"Orgullo y prejuicio", la novela de Jane Austen llevada al cine, tiene un ritmo especial: atrapa y angustia al mismo tiempo; mantiene al espectador en vilo hasta el encuentro final entre el señor Darcy y miss Elizabeth en medio del prado; ambos, ateridos de frío y rodeados de bruma; ambos, con los sentimientos contaminados por las circunstancias, las dudas, los silencios y los temores; finalmentr se encuentran y aun cuando les duele, hablan abiertamente de lo que sienten. Fue lo mejor.

Como en la ficción, ese día sentí que las cosas ya no podían quedar como estaban; tenía que arriesgarme y hablar con claridad. Intuí que la tarde anterior había sido dura para ti; lo sentí y no me equivoqué: habías gestado tu propia tormenta en medio de un día inusualmente caluroso.

Felizmente pudimos conversar. El día se presentaba frío y de un gris intenso. Me escuchaste, insististe en decirme que no querías hacerme daño, que aun no estabas completa, que no serías leal conmigo. Entonces descubrí que en efecto, el día anterior habías bajado hasta al fondo y sin querer te habías herido otra vez escarbando en tu pasado.

Por eso te hablé directamente, como nunca antes lo había hecho; me escuchaste y felizmente las cosas adquirieron un nuevo sentido. Lo entendí mejor cuando en tu querer protegerme del frío, con un gesto tan sencillo y hermoso, aun con tus miedos, sentí que tú también querías cuidar de mí, tanto como yo de ti.
Sé que somos dos improbables; te lo he dicho, pero aun así, estoy convencido de que Dios ha querido que nos encontráramos este camino y, si es su voluntad, construir algo nuestro de verdad. 

Por eso, cuéntale que ese día frío y gris, fue de un Gris nuevo, uno bueno y protector; como su perro, el de  presencia providencial.

jueves, 11 de junio de 2015

Anillo de coco

"Ese anillo significa mucho para mí... y lo encontré (...) Dios se manifestó... lo sentí tan evidente...  duro y reconfortante a la vez".

-I-
Perrito perdido
Era de una niña, yo la vi.
Mientras la profesora corregía un cuaderno, la niña se le acercó con el muñequito en la mano. Lo sostenía con cariño en la palma de su mano y con la otra lo cubría, por si acaso. Imaginaba cuánto se habría esmerado en hacerlo, con qué cariño lo había modelado esperando que "su Miss" lo guardaría como algo especial.
La maestra, mientras tanto, seguía concentrada en el cuaderno; entonces la niña, animándose le dijo:
-¡Miss, disculpe, es para usted!
-Ya, (...) gracias - respondió ella.
No vi más y me fui.
Al día siguiente, en la misma mesa donde la maestra corregía, ya no había cuadernos, ni fólderes, solo unos papeles escritos, un borrador de goma mascado, un vaso desechable y el perrito amarillo. Me sentí extraño, recordé cómo, cuando era chico, guardaba muchas cosas que me regalaban: papelitos, estampitas, piedritas de pirita y alguna vez, hasta un cartucho usado de bala que, aun siendo un muchacho de segundo de secundaria, recibí como regalo de cumpleaños del profesor Medina. En ese sentido, me parezco a mi madre, a pesar de que ella reniegue del hecho de sacramentar los objetos y haber guardados tantas cosas como si fueran sagradas.

-II-
Perrito encontrado
Dos semanas después, la sala llena, todos los profesores se habían reunido para escuchar indicaciones del "jefe"; en el panel, un incauto (yo mismo) había colocado al perrito amarillo bajo un cartelito, con la esperanza de que lo recogieran.
Hacia el final de la reunión, al "jefe" se le ocurrió decir:
-¡Allí hay un "perrito" perdido!
Casi nadie se inmutó, alguno dio una mirada curiosa al muñequito. La "dueña", por su parte, ni se dio por aludida.
Solo tú, volteaste y dijiste:
-¡Ohhh!
Solo entonces, algunos te miraron y sonrieron divertidos.
Tú (para variar) te sonrojaste y tomaste el muñequito con cuidado y lo guardaste con delicadeza en tu mandil. Lo acogiste.
-III-
Anillo roto, perdido
No fui yo, y no sé con certeza las circunstancias en que el anillo de coco había llegado a ti, Solo sé que no era de "sabor nacional" como éste, aquél era hecho de coco brasileño. Lo único que dijiste es que sin querer "él lo rompió" y que encerraba un significado enorme, ¡un compromiso! ¡una ilusión!

O quién sabe si a ti misma...

-IV-
Anillo nuevo, lo encontraste, ¡te encontró!
Ese día insistí para encontrarnos y atender cosas muy importantes. Sentí que no querías, pero finalmente fue.
Esa noche, no pensamos caminar por allí; sentía que había sido muy intenso todo y que estabas cansada pero, como deseábamos estar un rato más juntos, finalmente fue.
Esa tarde ya te habías atrevido a decirme que no, cuando se me ocurrió que deseaba darte algo útil pero un poco costoso. Pocas veces hasta entonces te habías animado a decirme algo así, con firmeza, pero finalmente fue.
Ese momento cuando viste al señor que vendía bisutería en el suelo, me jalaste para apurar el paso (cosa rara) y solo dijiste "un anillo de coco". Y aunque parecía que no había uno como querías ("delgadito" como el anterior)... ¡finalmente fue!

-V-
La despedida.
No dijiste mucho. Compré el anillo. Recuerdo que te lo probaste, pagué y que antes que dijeras nada, lo saqué nuevamente de tu dedo, te lo volví a poner, esta vez, besando tu manita.
Seguimos caminamos y, al llegar al paradero, me dijiste que podías ir sola.
Aunque mi corazón lo sentía, primó la razón pues el colectivo que apareció providencialmente solo había un asiento y todos los demás carros estaban repletos.
Tras insistir con cariño, finalmente acepté que te fueras sola y subiste al auto.
Entonces, como en una pintura te miré: Te habías acomodado, habías puesto tu bolsa en el regazo y miraste el anillo de coco en tu mano. No sé por qué (ni puedo explicarlo aquí) pero sentí una emoción enorme y no pude moverme de allí.
Solo segundos antes de que el carro se moviera, me miraste y tuve que bajar los ojos para que no me vieras llorar.
No sé qué misterios más encierra el anillo pues tú, tan celosa de tus sentimientos, no sé cómo ni cuándo me lo dirás... ¿Lo encontraste? ¿Te encontraste?

Lo único que sé es que lo adoptaste, que lo anduviste buscando y, cuando menos lo esperabas, él vino a ti.

Lo único que sé (ingenuo yo) es que eres linda, linda, linda, linda, linda... ¡linda!
(Eso lo sé yo, aunque veces como esta siento que quisieras volar. Y yo... yo no quiero que te vayas, ¿recuerdas?)

domingo, 7 de junio de 2015

No fue un sueño

¿Y qué mira? -preguntaste cuando por un instante me perdí.
Nada, solo la Cruz del sur.
No fue como en el sueño.
"Ni tantito", como diría tu personaje de ficción.
Tampoco en una colina, ni a plena luz del sol...
Fue entre las estrellas y las rocas,
entre el infinito y la realidad,
y frente al que se agita.
(6 de junio)

Pìedras

Un piedra sobre tu barriguita,
una escondida en mi pie,
una que guardas con cariño...
Caminamos y atesoramos recuerdos,
el mundo revive y,
todo adquiere significado
!Todo!
Pero mas que nada,
el mar.
(21 de mayo)

Candor

Si hay algo más candoroso,
esos son tus ojos que bajas cuando te miro.
Si hay algo más inocente,
esas son tus, historias, tus risas, tus canciones.
Si hay algo más puro,
ese es tu corazón que ama a María.
Si hay algo más casto,
esos son tus labios...
Y, si hay santidad en tu alma,
esa es ella misma
la que resume todo de ti:
Tú, delicada y frágil,
la que deseo cuidar.
(Y, perdona.)