sábado, 31 de mayo de 2014

Sigo viviendo por ella

Es ambigua, aparentemente contradictoria, casi imposible de entenderla en inglés si no se la explica. Sin embargo, en lenguas romances, escucharla, poco a poco nos lleva a la respuesta: ¡Vivo por a "ella", vivo por la música!
Hoy, casi cuatro años más tarde y después de escuchar la canción en el mismo escenario, vuelvo a conectarme conmigo y, si bien el efecto es diferente (hoy no hay sorpresa, ni descubrimiento), encuentro que sigo animado por "ella", y que con ella (de alguna manera) vivía un poquito mejor en algún aspecto...

Sí, pues, hoy la extrañé y mucho. Me dolió no poder compartir el gusto de disfrutarla junto a ella; pues (debo reconocerlo), al su lado fue con quien mejor me he sentido escuchándola.
Así, mi estimada, en mi recuerdo y en tu olvido, me reencuentro contigo y acepto que "ella" aún me sostiene. Por tanto, este "post" es solo una nueva declaración de mi amor por la música y, para ti, Narnette, tan solo una declaración de reconocimiento de ese nexo maravilloso que, en torno a "ella", tuvimos alguna vez.

sábado, 17 de mayo de 2014

Sabiduría

De pronto, empiezo a hablar y  me escuchan... Extraño como suena, parece que poco a poco a la gente le interesa lo que pienso. Es como si una suerte de "poder de convocatoria" floreciera dentro mío y me hiciera alguien notable, y lo mismo que antaño admiré en varias personas, "viejas glorias", como el "loco" Alberto, Don Bienvenido o el mismo Don Julio; ahora, pareciera que sucede conmigo.
Quizás sean los años que nos otorgan una cierta autoridad sobre las personas, la misma que provoca que el auditorio nos mire como si tuviéramos un aura medio mágica, esa que nos presenta llenos de certezas más que de dudas, con más aplomo que miedo, con más verdad que especulaciones... Sin embargo, ¿cuánto de eso es cierto?  Ahora sé que muy poco. Los humanos somos frágiles siempre, aun en nuestra fortaleza hay mucho de duda y de temor.
Para todos, hoy llegué a la mitad de mi vida y, aunque les agradezco por sus "buenos deseos", en realidad, hace rato ya pasé de esa meta. Por eso, a quienes me felicitan y me miran esperando que diga algo más, aparte de "gracias";  lo único que les digo que sus miradas solo me hacen notar que, como el tango, voy "cuesta abajo".
Por eso, hoy no quiero ni "enmendar" ni "rehacer" nada, tampoco "ser feliz" a la manera en que los demás desean; solo deseo paz, salud y quizás un poco más de sabiduría. Esa misma que, sintonizándola con mis sentimientos hace que mi "gran balance de vida" me lleve a mi "gran pasivo" y éste a su vez a una gran composición del viejo Paul. la canción, curiosamente nos presenta a un joven enamorado hablando con su chica sobre su vida futura, preguntándole si todavía lo necesitará y lo alimentará cuando sea viejo. "When I'm Sixty-Four", dedicada al padre de Paul, cuenta con elementos de música popular previos al rock que le dan un aire "old fashion" y sirven de marco a una serie de imágenes de una familia ideal.
Hoy no cumplo 64, pero si como dicen, "aún estoy a tiempo" (eso no lo sé); lo único que lamento es no haber podido tener una familia como la que alguna vez deseé. 
Hija, tú sí tienes ahora esa oportunidad...

domingo, 11 de mayo de 2014

Una madre

A ti,  que vives los sueños de ella y que luchas para que él tenga uno...
¡Es que no lo quiero! ¡No me gusta cómo es! Lo sé.... no está bien... pero es la  verdad... ¡No lo quiero...! ¡Mi hijo! Los ojos de la mujer que tenía al frente se perdían en la pintura que colgaba de la pared detrás mío... De pronto, tras un gesto de dolor, y quién sabe si dándose cuenta lo que acababa de decir, bajo la vista, hundió su cara en el pecho y empezó a llorar bajito, repitiendo como una letanía: ¡Es mi hijo! ¡Es mi hijo! ¡No... quiero! ¡Mi hijo! ¡Lo quiero tanto! ¡Tanto!
Quizá si nunca te hubiese conocido, me hubiese resultado fácil juzgar, equivocarme y no entender a aquella señora. Sin embargo, gracias a ti comprendí que tras sus palabras duras, esa mujer amaba tanto a su hijo que no lo quería como era. De hecho, lo había empezado a querer más no aceptando lo que tenía y, al mismo tiempo, sentía que debía esforzarse por quererlo como era. ¿Complicado? No, para ti no; tú siempre lo tuviste claro, tanto como las canciones de "tu Fito". 
Y es que tú, mi estimada, lograste que comprendiera un poquito de algo que nunca experimentaré: ¡ser Madre!; esa condición que tú resumías en que "te llegara" tener "una panza llena de estrías" y unas "tetas que se te cuelgan hasta el ombligo"; además, en ser capaz de pasar el día "corriendo de aquí para allá", oronda, "con ojeras como platos" y tener ganas de sonreír... Por eso, tú lograste convencerme de que era posible tener un metro y medio de estatura y ser valiente y aguerrida como la que más; tú pudiste enseñarme que "ser prioridad" era  nada más que "saber aceptar" (a golpe de dolor quizás), pero aceptar sin cuestionar; pues en tu caso, cuánto más débil, torpe e indefenso era él, más lo animabas, más creías en él, y más lo veías "con esperanza". Y es que lo querías (y lo quieres) con un amor loco; ese que te quema por dentro, aunque también te consume, porque es amor al fin, y además, porque a veces de eso se trata, ¿no?
Hoy que te recuerdo, te entiendo más: Por eso para ti siempre fue tan sencillo decidir "lo mejor". No importaba que eso significaba trabajar de sol a sol, andar a veces como una loca por la calle, imaginar que "el bienestar" estaba siempre a la vuelta de la esquina, y sobre todo, ponerlos, a él y a ella, "por default", antes que tú y tus necesidades... Por eso, nunca te importaron los insultos y los malos tratos, ni siquiera de los tuyos, no te interesó que ellos cuestionaran tus decisiones y tus posibilidades; por eso no cediste a los reclamos para que regresaras con quien "debía ser"; pues en realidad ellos no te entendían y por eso se permitieron ser crueles. Sin embargo, aún cuando eso, nunca se atrevieron a cuestionar tu maternidad.
Así pues, mi estimada, hoy, segundo día de mayo, no te saludé; me acobardé. Sentí que es un derecho que perdí, y entiendo que quizás es mejor para todos. De todas formas, hoy como siempre, pedí por ti y por él y por ella... Como decías, viniste "en paquete" y en paquete te marchaste. Viniste a enseñarme y créeme, ¡lo supiste hacer! 
Hoy escribí esto; fue pensando en lo que aprendí contigo, Narnette:
"Y Dios creó a la mujer, y vio que era bueno.
Y la mujer se convirtió en madre.... Y Dios sonrió."
(Es para ti. ¡Que estés bien!)
Y, como para tus hijos eres una madre "bien padre": ¡Feliz día!