sábado, 4 de septiembre de 2010

Mi 'última' voluntad

No sé si tendrá algún valor legal, pero ¡ahí va!
Asistir a una feria del libro en Lima pude ser útil, primero, para comprobar lo caro que resulta leer en el Perú, y segundo, para poner a prueba nuestra paciencia y nuestra suerte: ¡Es tan difícil encontrar verdaderas ofertas! Por eso, muy aparte de las ocasiones en que he encontrado algunos buenos libros con descuentos respetables, lo mejor siempre ha sido visitar aquellas tiendas de libros usados que tienen como “plus”, un espacio con discos de segunda… Con el correr del tiempo, mis hijas ya lo saben, esa ha sido la verdadera razón de ser asiduo a esas ferias; lo reconozco.
De entre los “stands” que puedo recomendar, hay uno de nombre borgiano que ofrece las mejores posibilidades: Es “El Aleph”. Cuando los “vientos le son favorables” y hay buenas ofertas, uno debe ir preparado para la lucha 'cuerpo a cuerpo' con el comprador de turno y con las ganas de invertir un buen rato en “bucear” entre cientos de CD’s… Al final, el premio a la constancia puede ser en algún nuevo “tesoro perdido” para su discoteca.

Con este, ya son cuatro o cinco años que "Nati", la misma amable señorita, me atiende y, como ya me conoce y sabe ubicar a los de “mi especie”, me saluda solícita y en varias ocasiones me ha enseñado en una atmósfera de complicidad la últimas “novedades”: “Mire… me ha llegado la música tal... o tengo CD’s de cual….” Otras veces, haciéndome esperar, me ha dicho: “Espere… para que mire una caja que tengo por acá… Hay algunos discos que aún no he puesto por si acaso venía…” Al final de todo, cuando termino comprando algunos CD's, siempre se repite la misma despedida: “Si sabe algo que quiere y no lo encuentra, me dice no más… se lo buscamos… Le digo al señor y él ve si hay en la tienda o se lo consigue…

Es buena gente la mujer y el servicio también; sin embargo, la verdad de la milanesa es menos alegre, un poco más oscura… Lo intuí hace años cuando solía encontrarme con un viejito, un"alter ego" del "Doctor Chapatín". Él era también de “los de mi especie”, pero médico y con con bastante juventud acumulada que yo. Fue al 'doc' a quien escuché varias veces, saludar a la chica de esta manera: "¡Hola, niña! Y, ¿alguien se murió este año?" Yo, la verdad, lo quería tomar como una broma.
El año pasado, sin embargo, me topé cara a cara con 'the ugly truth', esa que tenía ribetes de sordidez… Llegué a las 4 y media de la tarde… No había gente… y, cosa rara, no estaba el doc… La chica se emocionó y señalando dos estantes me dijo: “Qué bueno que vino hoy, ¡mire allí!…¡Hay varias novedades!" En efecto, además de los sempiternos CD’s de “La República” había varios discos de jazz… allí estaban Nat King Cole, Ella Fitzgerald, Billie Holiday, Stachmo… también discos las Big Bands… Duke Ellington, Count Basie … Estaba impresionado… Y eso no era todo… Como no habìa nade, sacó de debajo de una mesa una caja de cartón... "Creo que a usted le gustarán... Mire, son instrumentales y tanbién música desde películas." Estaba embelezado, habían discos de Henri Mancini, 101 Strings, Paul Mauriat (¡El Maestro!), The sound of music (¡Fantástico!), el OST de Cinema Paradiso (¡Lo máximo!)… Varios discos de “The Boston Pops” dirigida por el gran John Williams, y un compilatorio de los soundtrack de la saga de James Bond… Cogí el de Bond y pedí: “Por favor, pruébeme éste.” Mientras lo escuchaba pensaba ¡Está muy bueno! ¡Qué suerte!

"¿Puede poner la pista 6?" -le pedí a la muchacha, mientras miraba la contratapa del cuadernillo; de pronto lo volteé y noté algo raro en la carátula: ¡Habían querido borrar algo con “Liquid paper"! “Señorita, aquí hay un nombre.... A ver… mmm… Dia-na… Gar- garcí-a…. ¿Diana García???…” Mi mente se sobresaltó: ¡Diana García!… ¡"Tú, yo y mis discos"!!! "Pero, ¿cómo es esto?" -le pregunté. “Ah” -me dijo- “Es que se murió (sí lo sabía) y su xxxxxx nos vendió sus discos… No me va a creer pero ya han salido varios…” Me dolió. Todo desapareció, hasta la música… ¡El CD me quemaba en las manos!

De pronto, un flashback: Hacía dos años… había comprado súper emocionado 5 CD’s de los Beatles y recuerdo que "Nati" me contaba que había tenido toda la colección, que se los había vendido un muchacho aprovechando que sus padres se habían ido de viaje… Entonces yo pensé algo así como: ¡Piña, pues! ¡Bien por mí! De esa forma, completé mi colección de los “Fab Tour”… ¡Pero esto! Esto era algo nuevo… Los CD’s que tenía al frente habían sido de alguien ‘conocido’… Eran de Diana García, la voz que había escuchado en la radio cuando joven y que contagiaba alegría… era la suya una voz para querer, y yo no podía hacerle eso… ¡Eran SUS discos!

La voz de la chica me sacó de mis cavilaciones: "Y, ¿los va a llevar? Mire que recién los he sacado… Sólo para mis 'caseritos'… Aproveche que el doctor ya no viene…" ¡No pude más! No sé por qué, pero me imaginé que en un instante traería los discos del “doc” en una caja vieja de aceite Friol que “¡Va bien con todo!”
"¡No, señorita… no los llevo!… Están muy usados… Mire... Hay un poquito de hongo aquí y además… Bueno… nada… ¡Sorry!" En realidad, me fui triste… Pobre destino para lo que uno atesora con tanto cariño y esfuerzo… con el afán del coleccionista... ¡Sí! ¡Vanidad de vanidades! Sí… sí… ¡Lo siento! ¡ Confieso mi pecado!
Hoy volví a la feria… esta vez parece que ningún pobre melómano ha dado el “salto del tordito”… Aparte de dos o tres discos que he comprado, no vi nada que me llenara el ojo y el oído… La señorita sin embargo, amable como siempre, me hizo la conversa: “¿Se acuerda de los discos de Diana García…? Los estábamos vendiendo bien cuando de pronto vino el hijo. Compró lo que pudo… Estaba desesperado… ¡pobre!” “Lo entiendo - le dije – “Por eso, a mis hijas les he recomendado, bajo pena de jalarle las patas en las noches, que donen mis CD’s al colegio, a la universidad o a alguna institución que los valore. ¡Que no los vendan!"

Fue entonces cuando la chica se puso seria , me miró y levantando su ceja izquierda me dijo casi ofendida: “Pero, señor, ¡cómo nos va a hacer eso! ¡Acuérdese de los pobres...!" Y así, después de tantos años, la miré bien y "Nati" reveló su verdadera naturaleza: Pertenecía al clan de los Volturi, esos de la saga de moda que aloca a las féminas. ¡Cómo no me había dado cuenta antes!

Así que, Geri; ya sabes; desde ahora te aviso lo que tienes que hacer con los discos… te lo digo con anticipación porque, como decía el “Gordito”, me da “mala espina” desde (¡Malhaya el día!) en que viste a ese fulanito ‘creativo’ que hacía lamparitas con los casetes viejos! ¡Qué malas ideas te dio!

Tu papá. (03.08.2010)

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