martes, 22 de marzo de 2016

Cuento¡tin! (Parte 1)

I
"Din" le decían todos. Din le llamaremos nosotros pues su nombre resonará en tu cabeza cuando conozcas esta historia.

Desde tiempos inmemoriales los conejos han sido los mejores saltadores del reino y por eso eran quienes  se dedicaban a enseñar ese delicado arte a demás animales. Saltar muy alto, con elegancia y energía se aprendía desde muy pequeños y esa tarea se encomendaba a las conejas más habilidosas. Din era una de ellas.

El estilo de Din era especial: no gritaba, no ponía ceño molesto y menos apresuraba a sus pupilos hicieran a que hiciera, hacía las cosas con amor, humor, ritmo y firmeza.

-A ver chicocos ¡din!
-Un saltito, ¡din din!
-Si les cuesta ¡don!
-Yo los animo ¡din don!

Ja, ja... ya adivinan por qué del apodo de Din. Sus ¡din! y algunos ¡don! eran parte de su hablar y más cuando decía:

-Uno, dos ¡din! Un animalito saltarín ¡din din!!

Esa era su forma de animar, sonora y musical que, a los oídos de una coneja desenchufada, en verdad, no gustaba...

¡Uy, se me pegó el verso! (Je, je)

II
"Puf" le decían todos. Puf le llamaremos nosotros pues su nombre retumbará en su cabeza cuando conozcas su historia.

Puf era entrenadora de saltos, igual que Din, pero ella estaba cansada y aburrida, ya saltar no era lo suyo:

-Puf puf, chicos
-Puf ya no doy más
-Puf, que me cansa y me aburre
-Puf, puf, ¿por qué no dejan de saltar?

-A ver chicos ¡din!
-Hasta el cielo ¡don!
-No se cansen ¡din!
-Que a mí no me cansa el trajín ¡don!

¡Uy! ¡la que se va a armar!!!

III
A Puf le comenzó a disgustar Din, y su cólera aumentaba cuando poco a poco notaba que sus pupilos querían irse con Din. Ella no lo aguantó y se quejó ante la reina:

-¡Puf! majestad
-¡Puf puf! me quejo contra Din
-¡Puf! Y mi queja es sin maldad
-¡Puf! Din me perjudica
-¡Puf puf ! su ¡din! ¡din!
-!Puf puf! mi oído irrita.

En aquel lugar, la palabra era muchas veces suficiente para dañar a los demás. Y la reina, que era poco musical, encontró que lo que decía Puf podría ser una oportunidad para ella. El "din" de Din siempre le había molestado, y ahora tenía el poder para callarlo. Además, el "puf" de Puf, era más cercano a su "fuh fuh", el sonido que ella hacía ahora porque hacía lustros que no saltaba.

-Fuh, fuh, Din
-Fuhh, fuh, con mucho esfuerzo hablo.
-Fuh, creo que Puf dice al fin.
-Fuh, fuh, lo que yo siempre callo...

-No más "din" decreto.
-Fuhhh
-¡A enseñar sin "dins" te reto!

¡Uy, que tristeza para Din! (¿Qué pasará??)

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