Las promesas – dicen- son para ser cumplidas, pero, ¿qué se hace cuando hay tanto dentro y no se saber qué hacer con todo ello? ¿Qué se hace con la imposibilidad de hablar y la enorme necesidad de hacerlo?
Ya que tengo un año más que cuando di por finalizado el ejercicio de este blog, olvido por un instante una promesa del continuo y vuelco lo poquito que puedo sobre lo mucho que (nunca imaginé) pudo ser….
Alguna vez dijiste que no te hubiese gustado terminar en mis escritos, sin embargo, luego fueron tus propias palabras las que reclamaron ese mismo destino:
Así pues, hube de resucitar a mi musa, pedir su intersección, su poder…
Así pues, Narnette, solo me quedan estas líneas que, desde las tuyas, son las que llenan este instante donde el querer es menos fuerte que la "necesidad" de olvido.
Te “olvido” y contigo se va…
La luz que hay en tu oscuridad…
La grandeza que se esconde en tu pequeñez…
La fortaleza que anida en tus debilidades….
La luz que hay en tu oscuridad…
La grandeza que se esconde en tu pequeñez…
La fortaleza que anida en tus debilidades….
Te “olvido” y así…
Se va la sensatez de tu locura, ¡tan bella!
La línea de tus ojos, tu nariz, tu boca y tus cabellos, ¡el caos!
Se va la sensatez de tu locura, ¡tan bella!
La línea de tus ojos, tu nariz, tu boca y tus cabellos, ¡el caos!
Te “olvido” y con él me deja, finalmente…
La complejidad de tu simpleza.
La complejidad de tu simpleza.
(Termino con esta canción que, no sé por qué, viene a mí… De lo poco que conocí, quise intuir, que tu mayor dignidad fue la de ser Mujer.)
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