No sé, mi estimada Monique. Es que, cuando una película empieza, rollo tras rollo, debe proseguir hasta el final; uno que, muchas veces dice sencillamente: To be continued!
Perdona, no es promesa, pero ya termino. Trataré de seguir y mirar, ahora sí, "pa’lante, porque pa’ tras ya dolió bastante…”
De todas formas, permíteme decirte algo: Este, “mi repaso” por la música (que era la intención primera del blog), parece que hasta ahora se ha convertido en una sucesión de anécdotas “cuasi masoquistas” de mi vida. Una especie de remake desleído de “Love story" en el que “amar significa nunca tener que decir lo siento”.
He de decir que así salió, no lo pensé, mi estimada. Y, si lees bien, tampoco es para tanto.
Escribir, tú me dijiste, ayuda.
Por allí está mi padre, el que me enseñó a ver cine; como el hombre de pocas palabras al que más quise y admiré. También mi madre: la consejera, la que me proveía de bellos regalitos para “las chicas”. Por ahí se asoman mis hijas, buenas amigas y amigos, y bueno, también “otras personas”,; más bien personajes inevitables que colorearon mi vida de todos los colores… ¡incluso de negro!
Esta es pues, la “película de mi vida”. Llena de melodías entrañables, tan queridas que (aquí, debes hacer clic en la melodía de Bacalov en “Il postino”) forman parte de mi OST y me acompañan en mi “andar, andar” por este mundo
Es que, debes saber, amable Monique, que el cine sin música no es nada.
¿Cómo terminará m “peli”?, ¿cuánto “metraje” me queda?; ¿voy ya en los créditos finales? No lo sé. Sin embargo, espero que termine como aquella cinta que resume todo lo que es el buen cine para mí: “Cinema paradiso” de Ettore Scola…
Sobre el final que anhelo; primero, no será la sucesión ‘melcochuda’ de los besos, como diría Geri; sino algo más que eso; espero que sea, primero, lo que, a mi modo de ver, hizo el buen “Alfredo” por “Totó” al completarle sus recuerdos, porque “me podrán quitar todo, menos mis recuerdos” (aún los perdidos). ¡Ja! Eso lo escuché también en una película.
En segundo lugar, espero que tampoco me haga olvidar que la vida es toda una sucesión de actos de amor. Ese amor sencillo que parte de la compañía, la paciencia, la aceptación de uno mismo y la del otro.
Por eso, quiero que sean como lo que hizo “Alfredo” por “Totó”: guardarle retazos de película para cuando ya no estuviera. Ese acto banal, como decía
*Fine*
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