miércoles, 10 de noviembre de 2010

Come, reza, ama

Permanecer en el medio o cruzar a la otra orilla. ¡He ahí el dilema!
¡Attraversiamo! - Dijo Liz, al final…No le fue fácil…
“Come, reza, ama”. Suena a hoja de ruta, a receta; sin embargo, solo es una propuesta, una vivencia que quizás pueda dar una mano a tantos que, como yo, somos “antevasins” en este mundo...
Digamos que por salud, no puedo comer; por lo mismo, y también por convicción, sé que ahora no pudo darme el lujo de amar…
La conclusión es simple, no me queda sino rezar...
27-10-2010

Entré al cine con la tristeza pegada en el fondo de alma. Durante los últimos días me había esforzado porque no se notara en la cara este “luto blanco” prestado; un luto no por algún amor imposible, sino por la imposibilidad de amar… Y no es que crea que exista alguien que carezca de la capacidad de hacerlo, sino que existen ocasiones en las que se debe renunciar a ciertos sentimientos que, en circunstancias particulares, pueden resultar peligrosos. Igual es doloroso aceptar y dejar de lado alguna relación, aun sea de amistad. Querer, encariñarse, dar o recibir afecto nos atrae, es parte de nuestra naturaleza y no podemos evitarlo, aun cuando el hacerlo nos lleve al fracaso o a la tragedia. A Liz le tocó enfrentarlo una noche de lluvia cuando ‘Dios’ le habló desde su interior: “¡Vuelve a la cama, Liz!”

La lucha entre la razón y los sentimientos es una batalla intensa; a veces contradictoria y otras veces, totalmente inútil. Vidas en conflicto como las de Elizabeth, Richard ‘de Texas’, Tulsi o Wayan son prueba de que, aún en medio del dolor o el desfallecimiento; todos deseamos vivir y hacerlo con intensidad, ¡casi con desesperación! No importa que nos aferremos a cuanta hilacha de alegría exista, no interesa engañamos con minúsculos logros, no importa cegarnos frente a nuestras propias contradicciones o, peor aún, inventarnos espejismos de ‘felicidad’ que nos orillan irremediablemente a una vida llena de vacíos. Por eso entendí tu ‘cruzada’, Liz; esa ‘búsqueda’ tuya en las que, la comida, las ‘oraciones’ y los amigos, eran simples estaciones, posadas en tu trayecto... Aun los 8 años al lado de Stephen, tras los cuales caíste derechito en una efímera fantasía llamada ‘David’. ¡Qué ejemplo tan claro de negación y de miopía emocional! ¡Qué cosas suceden cuando no vemos el peligro en las situaciones que atañan a nuestros sentimientos! ¡Cuánta falsedad existe en buscar cobijo en sentimientos falaces que debieran ser muertos a machetazos dentro del corazón ni bien se permiten asomar por ahí! Pareciera injusto; total: ¡hay que vivir!, pero, créanme, es totalmente justo y necesario. Por eso, tenías que sufrirlo, Liz. ¡No había otra manera!

La conclusión es sencilla: Come, reza, ama, pero sin culpa y con conciencia plena de lo que estás haciendo, Y si te es imposible o no tienes el valor para hacerlo; una de dos, o ‘sufres tu proceso' o tse quedas en el medio; con suerte, ello será lo único que te podrá librar a uno de dolores más agudos que los de la propia soledad. ¿Será lo mejor? No lo sé, pero hoy 'funciona' para mí. La oración es mi blindaje, mi ‘armadura’; la que Dios mismo me ha entregado, no para luchar, sino para protegerme…¡hasta de mí mismo!

Así pues, acepto que en la actualidad “mi palabra” sea la de siempre: “Solo”. Aunque igual puedo entrever una ruta que parte que se asoma allá al fondo. Esa, que parte de “las ruinas” (¡las mías! Y, a partir de las cuales encontraré quizás) “el camino a la transformación…” (Podré empezar por ahí… Sin saltarme. Sin que olvidar lo que Richard te decía, Liz:) “si quieres llegar al castillo, primero tienes que cruzar el foso….” (Por eso, hay que comprometerse, hacer un trato:) “Permanecerás aquí, hasta que te hayas perdonado a ti mismo, todo lo demás se las arreglará por sí mismo.” (¡Esa sí que es la parte difícil!)

(Finalmente, y para todos los que quisieron encontrar ‘respuestas’ en la cinta:) “Cree en el amor, otra vez” (No olvides que) “Dios vive en ti, como tú.” (No tengas) “miedo de abrir corazón (ni) de sufrir otra vez” (pues) “la única forma de curar, es confiar.” (Y llegará el día que, algo en ti, te dirá:) “¡Es el momento!” (Y, cuando ese momento llegue, no temas) “perder el equilibrio” (pues, hacerlo) “por amor, es parte de vivir en equilibrio…”

Hoy día, en el que finalmente te dije adiós, mi amiga; llegué a la conclusión que, entre ser un “antevasin”, “el que vive en la frontera” o un “in betweener”, algún día (¡habrá que decidir cuándo y cómo!) haré el “attraversiamo”, o sea “let’s cross over” hacia una nueva realidad… Asumo, acepto y declaro que, en mi estado actual, aún no estoy en posición de perder el poco equilibrio que he logrado. Por tanto, no es el momento.

Nota al pie: Prueba evidente de que “Come reza ama”, no es ningún manual de autoayuda, es mi última’ hazaña’: Al igual que muchos, después de ver la película, me quedaron ganas de comer pastas… El domingo ‘cociné’; quise esmerarme y “comer rico” después de tiempo… El resultado: Intoxicación alimentaria. Ya van tres días con un sabor medio raro en la boca, repentinos enrojecimientos en las mejillas e hinchazón en varias partes del cuerpo… ¡Están advertidos!

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