Ayer fui al cine UVK de Larco Mar, donde, con sutil discriminación, suelen programar películas que a criterio de los exhibidores, solo pueden apreciadas por espectadores cultos o “culturosos” que vivan en Miraflores, San Isidro, Surco o La Molina.
Vi “La felicidad de vivir” de Yojiro Takita que, en mi modesta opinión, una de las “100 películas que hay que ver antes de morir”. Terminada la cinta, me detuve un rato frente a la vidriera de “Two Music”, tienda de discos cercana al cine, … luego subí, miré el mar, "regresé" y recordé…
Mi "dejà vu" me llevó a unos 13 o 14 años atrás… Mi vida estaba relativamente tranquila. Cultivaba mi afición por el cine, los libros, la música; y la compartía con buenas amistades como Norita y otra colega, a la que llamaré con el “nickname” del su email:“Roxannetravel”… Y es que ella era una viajera impenitente.Vi “La felicidad de vivir” de Yojiro Takita que, en mi modesta opinión, una de las “100 películas que hay que ver antes de morir”. Terminada la cinta, me detuve un rato frente a la vidriera de “Two Music”, tienda de discos cercana al cine, … luego subí, miré el mar, "regresé" y recordé…
“Roxannetravel” o Roxanne, para abreviar, es una joven profesional, seria, trabajadora, muy delicada y respetuosa de las formas. Lo mejor, es que tiene buen gusto para el teatro, las películas y la música. Por eso, cuando nos tocó trabajar juntos, congeniamos rápidamente y, lo mejor fue que ambos hicimos ‘buenas migas’ con Norita; con lo cual, completamos un trío muy simpático. Nuestra amistad estaba basada en el cariño y en la reciprocidad: Mientras Norita nos ‘desasnaba’ compartiendo los últimos de la literatura; yo, les recomendaba las películas imprescindibles, y Roxanne lo mismo, además de sugerirnos buena música… Lamentablemente, gracias a la inveterada costumbre limeña y pasatiempo ancestral, léase: el chisme y la maledicencia; mi amistad de Roxanne se convirtió en poco menos que “peligrosa” para ella.
Como en el trabajo no se podía conversar, de vez en cuando programábamos “escapadas” después de horario: Salíamos corriendo, primero, a almorzar rico en casa de Norita y de allí al cine con alguna película escogida para la ocasión… Luego, es cierto, solo con Roxanne, hacíamos nuestra peregrinación por los ‘santuarios’ llamados “Music City” o “Phantom”, por nombrar dos disco tiendas… Era una rutina sencilla que, a pesar de repetirla, nos permitía regresar conversar y alimentar una relación amical más allá de la vorágine la rutina… Ese fue nuestro pecado; aunque, pensándolo bien, el “quid del asunto” fue haber sido ingenuos y pensar que la gente entendería…
Sucedió una vez, después de ver “Kolya”, un película checa, en el cine “El Pacífico”… Norita regresó a casa y nosotros, como otras veces, cruzamos el parque Kennedy, y fuimos a “Music City” de Larco… Recuerdo que esa vez, a Roxanne quería encontrar una canción que había escuchado en una película, era “Cheek to cheek”, pero ella no lo sabía con seguridad, la escuchó una vez y quedó prendada; y es que también mi amiga, tiene aún una pasión secreta por la música y el cine de los años dorados de Hollywood… Por eso, ¡había que hallarla!
“Music City” era quizás la última de las tiendas en Lima que aún tenía cabinas para probar los discos antes de comprarlos. Pues bien, en una cabina de más o menos 1 metro cuadrado estuvimos como otras veces haciendo probar varios CD’S. Y allí fue donde nos pillaron… ¡Bien ‘pavos’! Recién nos dimos cuenta después, cuando salimos, y en la enteradita de la tienda tuvimos “una pequeña aparición”: Era una colega nuestra, que supongo ya nos había ‘ampayado’ en la cabina… Así, cual habitante de “Middle Earth", con su dedito bien en alto nos señaló y dijo sonriendo… “¡Ja… ja… ja! ¡ Hooola! Ya los vi… ¡Los vi!"
Continuará...
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