Al día siguiente, una fila de plomos alumnos (¡Era tan deprimente el color del uniforme escolar!), caminaba resignada y en fila india por el jirón Jorge Chávez con dirección al viejo cine ‘Danubio’… Yendo nos hacíamos la idea de soportar dos horas de alguna película llena de ridículos ‘animales’ danzarines, y lo más triste, tener que verla en un cine ‘de barrio’ porque siquiera el ‘Capitol’ era una sala de estreno Sin embargo…Sin embargo, lo peor estaba por venir para los de primer año, para hacer más ófrico nuestro destino, a mis compañeros y a mí nos tocó ir a ‘cazuela’, donde en vez de butacas habían largas bancas de madera; esas que se aún se pueden encontrar en los restaurantes callejeros de los ‘agachaditos’, donde venden caldo de gallina… ¡con presa o sin presa!
Una nueva escena, se suponía que había un desfile de modas y mientras un actor lo anunciaba… José Luis me pasó la voz: “Oye, si sale algo malo, hay que taparnos lo ojos… y a él también.” “¡Calla, sonso!” -le dijo nuestro compañero… Yo no pude decir nada… Había empezado “el desfile”… La cámara desde el suelo en contrapicado… aparecía una chica con una florida minifalda de colorines… se acercaba… caminaba… caminaba… ¡Sí, sí, sí! … se escuchaba como una letanía… Mi amigo José Luis se tapó los ojos con una mano y, con la otra, trató de hacerlo con nuestro compañero... Éste le tiró un codazo… Increíblemente, la chica seguía avanzando…. ¡Ya! ¡Ya! ¡Ya! -se escuchaba a los de platea… Y así, para beneplácito del respetable, la minifaldera pasó de largo ¡por encima del lente mostrando lo prohibido, su blanca trucita en pantalla de plata! “No mires, oye. ¡Es pecado!” insistió José Luis, cuando las otras quince chicas hicieron lo mismo que la primera… ¡Yeeeehhhh! -gritaron los mayores abajo…
Volteé y mi profe estaba, no sé si estático o extático… La película, con todo, no paró y para felicidad nuestra, prosiguió en ese tono sexy, con hartas chicas en minifalda, varias espaldas desnudas, sedas y transparencias…
Rollo 5 (epílogo)
Por fin terminó la peli y se encendieron las luces, Mr. Palmita, un verdadero santo el hombre, se había quedado dormido… Bueno, al menos, eso parecía… Bajamos por Jorge Chávez y doblamos a la izquierda por Arica y enteramos felices al cole… Casi nadie miró la iglesia ni la recién inaugurada estatua de San Juan Bautista que podría estar viéndonos con reproche. Al final, habíamos cumplido nuestra penitencia con creces, pues, ni siquiera nos importaron los cientos de piquetes que teníamos en las piernas por culpa de las pulgas: ¡Habíamos visto toditita la película sin chistar!
Fue una especie de “softcore” de los 70’s que no recuerdo ni cómo se llamaba, y aún cuando quisiera, no sabría cómo ubicarlo. Total, fue un adelanto del los años sin censura que llegarían de la mano de un caballero como fue el presidente Beluande y, como él decía: “¡Adelante!”
Así como hubo películas prohibidas, termino este post con una canción censurada, la que nunca se ha podido escuchar en su versión completa en ninguna radio, es "Je t'aime... moi non plus" ("Yo te amo... yo tampoco") con letra y música de Serge Gainsbourg; interpretada por él mismo junto a la hermosísima Jane Birkin.
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