
Nuestro primer televisor a colores llegó a casa en el año 82. Era un Sony Trinitron japonés que mi padre tuvo que “desaduanar” en el puerto del Callao. Su ilusión, y la de mi hermano mayor, era ver el Mundial “España 82”; la de mi hermano menor, ver a Dan Moroboshi convertirse en “Ultrasiete” y la mía, ver “Disco Club”.



Pero la historia relacionada con ese programa, viene de una paradoja convertida en cuento, el cual, por su título sonaría a “Cheng yu”. (Para mayores referencias, un “Cheng yu” es un dicho o proverbio chino que se explica a través de la narración de un cuento o anécdota.)
“Canción triste, acontecimiento feliz”Un día, Moisés, mi amigo, artista y editor de uno de los periódicos clandestinos del salón, nos contó que ya tenía su tele a color.
“¡Invítame a tu casa!” - le pedían todos; pero él, sólo me llevó a mí y a otro compañero. Ese día, almorzamos, conversamos y a las 6 y media empezó la magia. Moisés encendió su Quintrix en canal 7… la poderosa descarga de guitarra de “Good night tonight” y en la pantalla de 14” apareció Gerardo Manuel diciendo: “¡Bienvenidos a Disco Club!” Estaba sobre un rudimentario montaje multicolor. Lo único negro en la pantalla, aparte de su casaca de cuero, era el pelo (que aún tenía) y sus bigotes a lo Bienvenido Granda.
Estaba feliz…”¡Qué bacán!” ¡Pucha, qué diferencia! ¡Gracias, amigo!” Pero lo mejor estaba por venir: GM anunció el primer video: ¡Era ‘lo último’ del cuarteto sueco ABBA! ¡No lo podía creerlo! “¡Yeeehhh…!” Literalmente salté de mi asiento y casi casi, boto la gaseosa y las galletitas “Crisp” que la mamá de mi amigo nos había traído.

Entonces empezaron los primeros acordes… el piano… una secuencia de de imágenes en blanco y negro… y, de pronto, la carita tristísima de Agnetha…“I don’t wanna talk… about the things we’ve gone through”. Era “Va todo a ganador”, la canción más triste y desgarradora de ABBA., la canción de la mujer rechazada, la que sirvió de banda sonora al final del grupo y al de sus matrimonios…

El video, fácil un “dorama” coreano de hoy, seguía con Agnetha contándonos su pena y su dolor, mientras su ex (Bjorn), Frida y Benny, se mataban risa y yo…¡también!... Continuaba con ella, caminando cabizbaja y meditabunda, mientras los demás tomaban y comían felices y yo… ¡también! Terminaba, con Agnetha cantando contrita, al borde del llanto mostrando a la cámara, su corazón destrozado, mientras los otros se jaraneaban de lo lindo y yo… ¡también!
“Canción triste, acontecimiento feliz.”
“Canción triste, acontecimiento feliz.”

(N.del A. Úsese este “cheng yu” para explicar el efecto de ciertas canciones que, de tan tristes, nos hacer estallar de felicidad. O mejor: para aquellas, cual himnos al masoquismo, las buscamos a propósito, despechados de amor y pletóricos de un feliz fatalismo, queriéndonos “cortar las venas” con galletas “Field” ¡la auténtica soda!)
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